Estupor, arrechera,
impotencia. Cómo describir lo que sentimos en este preciso momento
cuando leemos en Aporrea
(http://www.aporrea.org/actualidad/n239108.html.)
que nuestro gobierno, nuestro presidente está invitando a la Nestlé
a escoñetar aún más a los más vulnerables de nuestro territorio:
l@s niñ@s. Ni qué decir de la “generosa”
oferta que ofrece esta trasnacional a l@s
consumidor@s envenenándolos con
glutamato monosódico, benzoato de sodio y amarillo de diferentes
nomenclaturas, aditivos estos que está científicamente comprobado,
son altamente cancerígenos, sin contar que una gran parte de los
compromentes vegetales y animales son genéticamente modificados
(transgénicos).
Justamente el martes 29
de octubre, en la Asamblea General de la ONU, ese parapeto gringo,
sólo dos paises votaron por seguir el embargo al pueblo cubano...
Israel y Estados Unidos. Israel, el del gobierno que mata poco a poco
al pueblo Palestino, Israel el que tiene cercados a los hermanos
Palestinos. Israel, el que les robó la tierra. Israel, cuna del
sionismo, principal accionista de la empresa “amiga” Nestlé.
Israel, el estado sionista que está metido hasta los tuétanos en
las invasiones que se han producido en Irak, Libia y Siria.
Nicolás Maduro “agradece
a la Nestlé, a la Polar y a todas las corporaciones multinacionales
golpistas, que crean e inviertan en Venezuela, extendiéndoles la
mano amiga y aliada”. No entendemos, no queremos entender de qué
solidaridad con Cuba hablamos, de qué solidaridad con Palestina
hablamos, de qué soberanía alimentaria hablamos. No entendemos, no
queremos entender para qué sirve esa tímida campaña para promover
la lactancia materna si le estamos abriendo las piernas a una empresa
trasnacional, sionista como la Nestlé.
Imaginamos que si estos
“amigos” tienen las puertas abiertas en nuestro país, muy pronto
tendremos convenios similares con Pepsico (que por cierto a través
de Frito Lay tiene arrendado el frigorífico de Quíbor que era para
que los productores de papá venezolanos guardaran sus semillas),
Chevron (que acabó con la Amazonía ecuatoriana) y otras como
Monsanto y Bayer.
Cuando afirmamos que
queremos defender la revolución pero no nos dejan, es porque creemos
que no se puede construir socialismo con las mismas empresas
trasnacionales, explotadoras, asesinas, expansionistas presentes en
el lobby bolivariano. No entendemos como se traduce el enardecido
discurso de Nicolás contra el imperio y las trasnacionales de cara a
estos convenios. En el caso de la Nestlé, sobran las evidencias.
Sólo mencionemos que esta empresa considera que el AGUA en el mundo
no es un derecho humano, fundamental, sino una mercancía que debe
ser privatizada, claro, esto se entiende porque ellos son los
principales “productores” de agua embotellada.
No sabemos quién o
quiénes son los asesores de Nicolás Maduro y de su gabinete que ni
siquiera revisan casos tan sonados y escandalosos como el de Africa,
donde Nestlé asesino a millares de niñ@s con sus fórmulas
“maternizadas”, preparadas con aguas contaminadas.
Si nos dedicáramos a
escribir la historia de esta trasnacional asesina, tendríamos que
escribir otro Libro Negro de las Marcas, material que por
cierto y amulando a Chávez, recomendamos a Maduro y a sus asesores
para que vean cómo y a costa de qué se construyeron y se siguen
construyendo esos imperios-emporios.
¿Es así como
construimos soberanía alimentaria? ¿Importando cada vez más y
alimentando a la oligarquía parasitaria con los dineros del país?
¿Es así como asumimos con lealtad el legado de Chávez? ¿Está
arrinconada la revolución? ¿O el gobierno?
Desde esta trinchera de
ideas creemos que así como hicimos retroceder la Ley de Semillas
Ureña que le abría paso a la Monsanto, debemos alzar nuestras voces
de protesta y organizar desde las bases, desde nuestro consumo
cotidiano un boicot a estos productos como se está haciendo en buena
parte del planeta.
El pueblo chavista, el
pueblo consciente debe dejar de financiar las conspiraciones contra
este y otros pueblos hermanos. Cada vez que usted compra un producto
Polar, Nestlé, Monsanto, entre otros, está poniendo una piedrita
para la gran tumba de las esperanzas de redención de los pueblos.
La lista es larga y la podemos ver en
http://www.saboteamos.info/2012/11/16/lista-de-empresas-que-no-deberias-alimentar-campanas-de-boycott-en-marcha/
L@s
venezolan@s no tenemos cultura de
boicot, pero algún día tenemos que comenzar. No importa que el
gobierno venezolano invierta o apoye a estas trasnacionales del
terror, la revolución debe ser protegida. No a la Nestlé, SI a la
lactancia materna.
Parafraseando la consigna
de la Vía Campesina, Globalicemos la lucha, Globalicemos la
espezanza... Digamos Si a la alimentación sana, autóctona y
sabrosa.
Ana T. Gómez (La guara)
itza97@yahoo.com
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